lunes, octubre 31, 2005

Disyuntiva

Tengo que escribir un ensayo. Tratar de responder a una serie de preguntas sobre burocracia. Entrarle a un debate sobre formas de control, eficiencia, transparencia y rendición de cuentas. Tengo un par de semanas dándole vueltas a las ideas y concepciones sobre el tema, pensando por donde agarrar el ensayo y empezar a destazarlo. Pareciera que no logro ajustar todos los conceptos a la realidad que estoy acostumbrada. No acabo de aterrizar que se piense y se debata en términos académicos la rendición de cuentas como un método de control intrínseco a la responsabilidad personal. En mi concepción de rendición de cuentas, se sigue tratando de una demanda ciudadana... debate superadísimo en las toneladas de letras a las que les busco sentido. Debates sobre niveles de discrecionalidad, sobre negociaciones entre élites... sobre la manera de instrumentar controles efectivos, incentivos positivos... de repente siento que he vivido en una realidad distinta a todo eso, que no pertenezco a ese mundo del que hablan en que no sólo la cultura del sandwich es distinta (digo, a mi me criaron en la de la torta, seño espereme, ahorita la atiendo!), se trata de toda una cultura en la que el poder de la burocracia se basa en su conocimiento de las reglas, en la dependencia que tienen los políticos de ellos para llevar hasta la ciudadanía la cara del gobierno...
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Y estoy en una disyuntiva, entre si debo tomar más café o seguir leyendo para entender que es lo que nos ha fallado. Y no sé todavía si debo empezar a redactar un ensayo basada en la teoría y poner a jugar a los autores del tema para llegar a una conclusión académicamente aceptable, o si debiera mejor seguir dilucidando donde perdimos ese sentido de servicio a la ciudadanía, de servicio al Estado, de servicio al país, que no es fácil descubrir en los servidores públicos de mi país. No quiero generalizar. Tal vez me falta conocer más sobre la burocracia mexicana. Tal vez la conotación negativa que inevitablemente rebota en mis oídos junto con esa palabra provenga de algún prejuicio aprendido. Mejor si voy por más café... y sigo leyendo antes de decidirme a escribir, tal vez aún no llego a esa parte del curso en que encuentre más respuestas y menos preguntas. Ya veremos.

lunes, octubre 24, 2005

Fragilidad

Pasas la vida sintiendo que eres fuerte. Pasas los días construyendo un mundo a tu alrededor. Te armas de un hogar, de una rutina, de un espacio donde te sientes útil. Amarras lazos de amistad que te unen con tus hermanos. Aprendes a caminar sintiendo de manera inconciente, que el camino no se acaba. Pero de repente un día ya no estás. El cascarón se rompe. Y de todo lo que eras, queda sólo el recuerdo. Ese recuerdo en la gente que te quería, que te acompañaba, que te respetaba de alguna manera o que te odiaba de tantas otras posibles. Y todo lo que construiste se queda, pero sin tí. Y quedamos presentes así, en los corazones y en las mentes, en el ambiente, quizás más allá de lo que alcanzamos a entender ahora. Y los lazos no se rompen, aunque tal vez se fortalezcan... más allá de lo comprensible... más allá de esta fragilidad que inunda ojos y genera miedo en los que se quedan. Por aterradoramente incomprensible que nos parezca cuando se acerca, cuando ronda nuestros lazos y construcciones...es sólo parte de un ciclo, en esta dualidad en que la vida no existiría sin la muerte.
Un abrazo con todo mi cariño, Ada.

jueves, octubre 13, 2005

Chales...

Uno de los miles de elementos que ha hecho que esta ciudad me fascine, es el uso constante, continuo y continuado de todo tipo, textura, color y forma de chales, bufandas, ponchos y chalinas. Soy adicta a estas cosas hermosas que se pueden enredar, extender, doblar y que se ven increiblemente lindas... Hoy cuando estaba con la mirada perdida hacia el closet, decidiendo que ponerme para cubrirme del frío y de la lluvia que no para... y saltó una de mis chalinas a saludar. Es negra, es delgadita, es larga larga y muy bonita... además, me hace sonreír recordar de donde vino. Y me la enredé... y se me hizo una buena forma de empezar el día de buenas.

Dejá vu

Había olvidado lo que es sentarme y perderme mientras leo... buscar esa concentración que a veces se escapa por la ventana con cualquier buen pretexto como la lluvia que suena divertida, el sol, el movimiento de las hojas de los árboles o alguna figura que llame la atención. Escuchar con atención y preguntar, involucrarme en una dinámica grupal, compartir agobios y lecturas... y fiestas. Era como si lo hubiera vivido ya, al tiempo que todo era nuevo. Era como estar de nuevo en ese salón en que vestí tantas inquietudes con dudas y en que vi crecer tantas nuevas preguntas. Entrar de nuevo a esa dimensión de las relaciones sociales, en la que ya no se trata de enfrentarte a un uno a uno con la computadora y un par de entes más, sino a la interacción de ideas, de culturas, de valores y hasta de acentos. Los primeros días terminé agotada.
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Y resulta fascinante dejarse envolver en la distracción, dejando que la mente vuele por senderos de muuchas siluetas... pero hay que despertar, porque aquí parece que hasta el tiempo se mide distinto. Todo sigue cambiando y dando vueltas... no sé si se va a detener... es como haberse subido a un carrusel que me divierte y al mismo tiempo me genera vértigo, y acaba haciéndome reír... pero no sé si me voy a bajar en el mismo sitio en que lo tomé. Y aunque tengo esa sensación de haber vivido esto antes, cada matiz y cada color y cada tono de voz, me hace pensar que no puedo bajarme donde mismo.
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Igual que antes, al abrir un libro me toma tiempo concentrarme en lo que me está regalando... pero una vez que lo logro no puedo despegarme. Y de repente se me vuelve a escapar la mente y la encuentro divagando en tantos terrenos!!!! Entonces me levanto y voy por la dosis reglamentaria de cafeína... me asomo a ver si dejó de llover, me quedo un rato más divagando entre los aromas del café. Regreso a la mesa y abro el libro donde me quedé. Si, es muy parecido a lo que había vivido antes, sólo que ahora tiene un sentido diferente, me gusta todo lo que estoy haciendo y disfruto cada línea que repaso... se trata de un camino que tiene tiempo de haber sido iniciado, elegido. Pero ahora está envuelto en todo un conjunto de cambios de esquemas que lo enriquecen. Extraño todo lo que dejé en mi casa... pero al mismo tiempo me gusta todo lo que estoy creando en mi casa. Y me gusta el camino.

jueves, octubre 06, 2005

Change takes you places: sumando.

Aprehender las novedades que arriban a nuestras vidas, desde una casa o una escuela, hasta una persona o un lugar o un país... hace difícil elegir por donde empezar a desmenuzarlas. Cronológicamente, podría decir muchas cosas, pero el tiempo decidió cerrar los ojos un ratito y regalarme un paréntesis del tamaño de un suspiro.... Si quisiera describir los lugares que me atraparon, me faltarían todos los aromas que los envolvían junto con sus matices coloridos para poder describir Bélgica. En realidad puedo hablar de una receta que incorporó una curiosa combinación de todo lo anterior, mezclada con una pizca de emociones y sensaciones varias, de percepciones y de preguntas.
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Al mismo tiempo se trató del descrubrir que sabes cuando algo o alguien, sólo ES, sin entender bien a bien como lo sabes, o que elementos lo comprueban. El comprender que te sientes completo y complementado... y feliz... sin que eso requiera cuestionamientos, ni justificaciones. Es sentir, ver, pensar y encontrar una unidad entre lo que soy y lo que me rodea. Fue, además, un viaje que continúa haciendome conciente de la construcción y deconstrucción de mis propias estructuras.
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Amberes, Brujas y Bruselas recompensaron mi afición al chocolate con espacios pequeños, como oasis de sabor, donde se impregnaba el olor del cacao en las paredes y regalaba un sabor delicioso que se derretía poco a poco en mi boca... como si no quisiera terminar nunca de disfrutarlo. Claro que había todos los colores, sabores, formas y estilos de chocolate... y para muestra un botón....
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Mi fascinación con la historia también encontró eco en ese estilo gótico de sus edificios e iglesias, que salían al paso para ser descubiertas y admiradas en toda su inmensidad, con toda su majestad... todas llenas de un arte distinto que no podía más que admirar. Los edificios de estas ciudades, sus museos, sus calles antiguas, su forma de ver la vida através de tantas y tan distintas representaciones a veces alegre contrastando con las más obscuras y crudas imágenes, tanto en figuras como en pinturas o en tapetes... llaman poderosamente mi atención.
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Una de esas cosas que me atrapó durante varios minutos, fue un grupo de "jóvenes" estudiantes que iban con su maestra... cuestionándole sobre los edificios, monumentos y la Grand Place que veían y entendiendo, en esa manera tan significativa de entender la vida cuando tienes 5 ó 6 años. Fue una imagen de esas que se guardan y con el tiempo, olvidas si era real o si es resultado de una imaginación muy activa. No pude evitar recordar la admiración que despertaban en mí las maestras que tuve cuando tenía esa edad... y pensar en cuánto de lo que estaban aprendiendo y aprehendiendo esos niños se quedaría en sus mundos para siempre...
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Art gives us so much, mainly more questions, leía en la puerta de un baño del Tate Modern Art Museum, de vuelta en Londres. Y me parece que encierra mucho de lo que me deja mi fascinación con Bélgica.

lunes, octubre 03, 2005

Presentando...



Cornwall Road...









...mi casa....
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Y mi roomate, la brujita Ericka....