De planes y despedidas

Es impresionante la velocidad con que cambian las realidades que uno vive. Un día todo parece estar en su lugar, pero al siguiente se desacomoda. Y entonces hay que replantear los escenarios, los caminos y futurear. Hace unos días alguien me hablaba sobre infraestructuras. Y esta persona afirmaba que entre más infraestructura vas generando, más dependiente te vuelves de ella. Es de lo más real que he escuchado en mucho tiempo. Generar infraestructuras te genera ataduras. Va uno forjando lazos que se vuelven parte básica de la vida: familia, amigos, hermanos elegidos, pareja...

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Un día te encuentras con alguien especial. Alguien que entiende tu mundo y que se avienta a compartirlo. Que te invita al suyo. Un ente que tiene ideas distintas, que se atreve a ser sólo quien es. Una persona completa, sincera, fuerte y que te enseña siempre algo nuevo sobre el día a día. Salen planes,muchos planes en cada plática. Coincidencias. Se forjan sueños compartidos. Se idean mil y un alternativas de lo que se empieza poco a poco a construir. Una vez que se cruza por tu camino alguien así, es difícil dejarlo ir. A veces, parte del trayecto conjunto implica decir un hasta luego. Para que esa persona siga creciendo y tu también. Para que los planes tomen forma. Para que se fortalezcan los lazos y las convicciones. Increíble la sensación de lo que sigue. Pero la infraestructura pesa un poco y cambiarla a veces no es tan fácil como se calcula al inicio. Aún cuando sabes que es por el bien común. Decir hasta luego para seguir con los planes. Y sonreir con la confianza del que cree, del que vive y del que siente. Extrañar a veces es bueno. Y uno lo descubre sólo cuando existen motivos que trascienden el momento. Cuando hay bases sólidas, sólo hay que esperar. Un paso a la vez.

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Buen viaje, bb.