martes, marzo 29, 2005

Back into the matrix

Atrás quedó la semana de “descanso” que incluyó aire del que si se puede respirar, un cielo limpio, estrellas muchas y una luna indescriptible. También quedó atrás la semana de no entender lo que estaba pasando a mi alrededor porque seguía sumergida en tratar de entender lo que estaba sintiendo. Todavía sigo preguntándome qué es lo que más duele cuando alguien a quien quieres se va para siempre... no es sólo el vacío o la ausencia, también es recordar que nada, por sólido que parezca, puede ser eterno. Gente que te quiere y te apoya o a quienes tu quieres y apoyas, pero no puedes ni pueden ayudar en el proceso de aceptar lo que no puede revertirse. Atrás también quedó ya la semana que me recordó el sentido de pertenencia que genera en mí mi familia de Durango, que me arraiga a una tierra y a un lugar. El tiempo no perdona y cuando volteo, me detengo y comparo, los cambios son profundos y nuevamente, irreversibles.
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Estoy de regreso en mi espacio. Me revitaliza mi entorno. Mi mundo está de cabeza: alianzas de seguridad, desafueros wannabe, maremotos, cumbres árabes o en Waco, tensiones a diestra y siniestra... que demonios! siempre ha estado igual... tal vez la que está de cabeza soy yo por creer que puede ser distinto. En realidad no importa. Estoy de regreso o tal vez nunca abandoné mi realidad, pero lo mejor de la semana que dejo atrás es el viaje al interior a un par de semanas de mi cumple, el desconectarme de afuera y enfocar mis energías en mi núcleo y todos y cada uno de los cuestionamientos aún sin resolver que quedan hacia adelante, junto con los sueños que se fortalecen.
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P.D. Lo único que nunca extrañé es la nata de la ciudad que me tiene los ojos rojos y la nariz tapada. Cosa de acostumbrarse en unos días, que no?