Paréntesis

Se abrió mientras buscaba donde tomar el tren adecuado. No conocía ese aeropuerto, pero no fue difícil llegar. Era pequeño y la puerta de llegada también lo era. Podía sentir el rumor de mi estómago mientras esperaba. Cada vez que se abría la puerta algo se movía en mi interior. Finalmente la sonrisa, el abrazo, esa mirada que me derrite y que a veces no comprendo. El camino a casa fue accidentado. Comienzo a sospechar que tengo una conexión extraña con el underground y por eso la energía que destilo antes de que llegue, le da en la madre (yeah right... jejejeje). Pero hasta la caminata nocturna empezaba a sentirse revitalizante. Buena plática, chistoretes, la cena... el abrazo de nuevo, ese abrazo en el que puedo esconderme y quedarme sin sentir pasar el tiempo. Vaya manera de amanecer! Re-estructurar los días, compartir los rincones secretos de estudio y del alma, regalarnos una tarde de cine, de café o de debate... bailar hasta reencontrar el ritmo. Redescubrir la magia de encontrarnos en un lugar nuevo, juntos. De compartir los sueños y poco a poco impulsarnos a cumplirlos. De hacerlos tangibles. La increíble sensación de ver brillar sus ojos de emoción, de sincera alegría. El compartir las impresiones, las ideas, las propias contradicciones. Y entonces el espacio que quedaba dentro del paréntesis empezó a reducirse, a pesar de que el tiempo parecía estar detenido por momentos, por extraños instantes de eternidad sostenidos en un roce, en un beso... Disfruté intesamente cada instante hasta que llegamos de nuevo al punto donde comenzó. De nuevo el se enredaban las sensaciones en el estómago, deseando profundamente que se extendiera el tiempo, que se quedara aquí, que sostuviera mi mano otro poco. Y mientras la mochila azul desaparecía en la fila del abordaje, el paréntesis iba tomando la forma final. Y ahora me queda esta sensación de feliz recuerdo y de expectativa. Cada día falta menos para que el paréntesis, se vuelva una realidad permanente.

Gracias por la visita, bb....