viernes, septiembre 30, 2005

Change takes you places I


Antes de contar sobre el viaje a Bélgica, sólo quiero decir una cosa: espero mantener en mi vida esta sorpresa con que voy descubriendo Europa. No quiero cansarme de ver, aunque pareciera que a veces, tanto ver, ciega. De entre muchas cosas, quiero resaltar que me gusta la manera en que mis sentidos van percibiendo lo que hay alrededor. Los colores predominantes del viaje sin duda fueron el verde y el gris, aunque hay miles de tintes rojizos y amarillos. Luego vinieron los aromas que quisiera atrapar para que me pongan de buenas cuando no todo va tan bien: el café y el chocolate en su mejor punto. Claro que lo mejor vino cuando me tocó probar lo que olía tan deliciosamente y el pueblo de Hansel y Gretel (si si, Brujas!) se convirtió en mi favorito. Después me llenaron los oídos la música de las esquinas y las campanas de montones de iglesias preciosas que se topa uno a cada rincón de este país de gente creativa. Ni que decir de las texturas que se dibujaban en los tapices de los museos y como me cautivó la manera de hacer arte hasta en los muebles... Y pensar que me faltó tanto por ver!!! En fin, ya me extenderé más adelante, esto sólo es la introducción.